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jueves, 18 de diciembre de 2008

MÉTODO BOBATH PARA EL TRATAMIENTO DE LA PARÁLISIS CEREBRAL



Principios básicos del tratamiento
Debe enseñársele al niño la sensación de movimiento, no los movimientos
en sí mismos. La sensación normal de movimiento le permitirá realizar movimientos
normales; o sea consiste en enseñar a los niños el control de los movimientos en
una secuencia correcta para evitar posteriores deformidades. Para ello lo primero
sería controlar el tono muscular para dejarlo en la gradación adecuada. El intentar
normalizar el tono muscular (inhibir hipertonía, espasticidad) se realiza a través de
las Posiciones Inhibitorias de los Reflejos (PIR).
Mediante estas PIR se inhiben los reflejos tónico-posturales que son
anómalos y permiten detener centralmente la hipertonía, dando lugar a períodos
breves de hipotonía, estos períodos con el tiempo van siendo cada vez más
amplios. Durante estos períodos de tonicidad normal se van a establecer nuevos
esquemas propioceptivos también normales a través de los ejercicios de facilitación.
Los Bobath rompen la actividad refleja anormal por medio de una técnica especial
de manipulaciones: estudian y analizan la posturas típicas del niño y lo colocan en
la antítesis a estas: en lugar de flexión, extensión, en vez de prono, supinación…
Estas PIR no deben ser solo posturas estáticas, sino etapas del movimiento que el
niño todavía no sabe ejecutar.
El Método Bobath se basa en la plasticidad: lo explicaremos a
continuación. No se conoce exactamente el número de células en el cerebro, pero
sí que es un número fijo. Tras el nacimiento el número de conexiones e
interacciones aumenta y se refuerzan las conexiones con cada una de las acciones
que el cerebro aprende; a esta capacidad de modelar el cerebro a través del
aprendizaje se le denomina plasticidad. No podemos recuperar las neuronas
muertas, pero sí reconstruir nuevas vías de conexión, y la plasticidad dependerá de
la cantidad y calidad de estímulos que reciba el niño.
Posturas inhibidoras de reflejos patológicos
Intentan inhibir los reflejos anormales responsables de la hipertonía por
medio de unas posiciones especiales que reduzcan e incluso anulen dichas
posturas; anulan las reacciones tónicas que dificultan la coordinación; así a partir
de ellas se procura el movimiento activo o asistido sin desencadenar los patrones
Fisioterapia en el desarrollo psicomotor del niño de flexión o extensión. Se llevan a cabo sobre una camilla o un balón gigante de 1
metro de diámetro que sirve de soporte inestable.


Ejercicios de facilitación
Existen ejercicios de facilitación de muchos tipos:
· Facilitación de las reacciones de equilibrio: Son movimientos automáticos
compensativos que hacen posible una adaptación postural a los continuos
desplazamientos del centro de gravedad del niño. Suelen utilizar el balón citado
anteriormente, como por ejemplo colocar al niño en decúbito prono con los
apoyados antebrazos. El niño al desplazarse el balón adelante y atrás intentará
mantenerse en equilibrio por sí mismo. Otro ejercicio es colocar al niño en
bipedestación sobre un balancían cogiéndole por las caderas, etc.
· Facilitación de reacciones de protección y defensa: Desde sedestación se
puede coger al niño por la muñeca de un brazo y el otro queda en extensión.
Se le empuja en sentido lateral para que apoye la palma de la mano, con el
codo en flexión el niño espástico apoya el dorso de la mano o en cuello de
cisne. Otro ejemplo es el niño de rodillas, levantarle los brazos y soltárselos
para que los apoye en una mesa delante de la cual se encuentra. O en
bipedestación mantenerlo frente a una pared asistido por la cintura escapular.
Se le desplaza hacia la pared para que apoye defensivamente las palmas de las
manos sobre ella.
· Facilitación del sostén cefálico: Por ejemplo, el niño en decúbito supino se
le tracciona los brazos para que intente acompañar la elevación del tronco con
la de la cabeza.
Ejercicios de facilitación de Bobath

Síndrome de Angelman

Es importante resaltar que esta información es meramente divulgativa y nunca debe sustituir a los consejos e indicaciones del médico especialista, al que siempre es conveniente consultar ante cualquier duda.
Según la Fundación del Síndrome de Angelman (ASF), el síndrome es un desorden neurológico, asociado a un retraso mental. El primer diagnóstico data de 1965, por el Doctor Harry Angelman. Este médico inglés difundió los descubrimientos que hizo con niños que presentaban algunos síntomas, hoy característicos del síndrome de Angelman. Su publicación inicial sobre el síndrome de Angelman trataba del estudio de 150 casos. Hoy en día más de 800 casos están censados por la ASF, de los cuales, 500 están en los Estados Unidos. En el diario de la ASF, se indica que hay miles de casos no reconocidos, no diagnosticados, confundidos con el autismo, la parálisis cerebral u otras enfermedades. Hay pocas fuentes de información sobre este síndrome. Además, mucha de la información escrita está dirigida a los médicos, no a los padres. Sin embargo, los padres tienen la necesidad de leer publicaciones que, a la vez de informativas, les resulten útiles sin ser demasiado clínicas y técnicas. Por ejemplo, los padres deben saber que, salvo para el tratamiento de las crisis, no necesitan ningún tratamiento médico específico, al igual que los pronósticos más recientes indican una esperanza de vida normal para las personas aquejadas por este síndrome.
Desgraciadamente, el primer contacto de los padres con el síndrome de Angelman es, por regla general, duro y desconcertante. Cuando mi marido y yo supimos que nuestra hija estaba afectada por el síndrome, la única información que teníamos era una hoja fotocopiada que recibimos con informaciones generales sobre la enfermedad. Allí se enumeraban las capacidades y competencias que ella no podría tener jamas, o que podría alcanzar con un esfuerzo considerable. Salvo las buenas palabras de apoyo, ninguna o muy poca información práctica estaba disponible para ayudar a los padres a afrontar las dificultades de su hijo. Nuestra primera reacción (y creo que la de muchos padres), fue la tristeza, el desespero y la frustración. Sin embargo, una vez asumida esta circunstancia, decidimos orientar nuestros esfuerzos en una dirección más constructiva, recogiendo información de interés para los padres y resumiéndolos en una guía que cubriera aspectos como los síntomas característicos del síndrome. Esta guía integraría además de los diagnósticos, pronósticos y estrategias de comunicación y de educación de los niños, incluso consejos de otros padres.
Con este objetivo, se envió un cuestionario a 288 familias de la ASF en Florida, incluyéndolo en su circular trimestral. De los 179 que llegaron cumplimentados, 85 eran niños y 94 niñas. La edad media de los niños era de 9 años, el mayor tenía 14 y el más joven 4. Sólo 6 familias declararon tener más de un niño con el síndrome. Estos cuestionarios sirvieron de base para el primer estudio, otras informaciones nos las proporcionó la ASF, los médicos, los genetistas y terapeutas.
El Doctor Roy Smith, de la Universidad Mary Washington estableció la metodología de evaluación de los cuestionarios. Esta metodología definió un valor numérico para cada respuesta posible al cuestionario. Los datos extraídos del estudio fueron integrados en una plantilla y luego analizados estadísticamente. Los resultados fueron resumidos e incluidos en el presente documento, pensando en difundirlos a través de la ASF.
Características del Síndrome
Siendo el resultado de un sondeo, esto es una lista de especificidades comunes de comportamiento y características del síndrome de Angelman, comportamientos que no son completos dentro de la literatura clínica, pero de interés notable para los padres:
Necesidad de contacto.
Se distraen fácilmente.
Comen de forma autónoma.
Aprecian las fotos y los videos suyos y de su familia.
Les gusta reflejarse en los espejos y en el agua.
Les gusta nadar y jugar en el agua.
Están dotados de buen sentido del humor.
Pueden aprender un lenguaje de signos modificado, utilizando una comunicación por medio de imágenes. (La ASF presta asistencia)
Poseen buena memoria para los rostros y los lugares.
Tienen el sentido del tacto más desarrollado.
Es muy sociable y positivo.
Otras características mencionadas por la ASF son:
Retraso mental importante.
Ausencia de palabra.
Desorden del equilibrio y de la motricidad (rigidez, movimientos bruscos, inestabilidad).
A la edad de 3 años, la cabeza sigue siendo pequeña.
Felices, comportamiento sonriente.
Prensión anormal (alrededor de dos años).
La parte posterior de la cabeza algo achatada.
Dientes pequeños y separados.
Estrabismo.
Piel, cabellos y ojos claros.
Piernas espaciadas, con pies planos y girados hacia el exterior.
Extremidades pequeñas, talla pequeña.
Sudación excesiva, soportan mal el calor.
Lengua, a menudo, salida y mandíbula prominente.
Salivan y mastican excesivamente.
Problemas de alimentación durante la infancia.
Brazos levantados (como una muñeca).
Fracaso en la posición de sentado y reptación alrededor de los 6-12 meses.